Friday, July 10, 2020

I N T R O S P E C C I O N E S - LIDÓ RICO


LIDÓ RICO

Introspecciones


Introspección es el acto inicial del proceso creativo de Lidó Rico. Su trabajo incita al espectador a posicionarse en el mismo lugar a partir del cual crea sus obras. En este sentido, el arte es el medio y el fin para promover la reflexión. Lidó ha ubicado su trabajo entre lo escultórico y lo performativo. La particularidad de su propuesta, radica en la investigación y en el uso de su cuerpo como la herramienta para su desarrollo.


Sus obras van desde el trabajo con huellas o piezas individuales compuestas con formas de dedos, manos, cabezas, cerebros o torsos y cuerpos, que al integrarse forman un todo. Las piezas son a escala real; él es el molde en su oficio. Su proceso consiste en una sucesión de acontecimientos que exigen un acto de desdoblamiento y, entonces, generan la oportunidad de verse por dentro y desde adentro. 


Hacer una introspección significa promover conscientemente la indagación en sí mismo; cuestionar los factores que condicionan el comportamiento humano. El trabajo de Lidó es un recorrido al interior de la propia evolución mental. Su búsqueda no se dedica a la superficie sino a lo que la construye. Es un auto-análisis pensado y sentido a raíz de ejercerlo con uno mismo.


La gestualidad de las formas, es la especificidad que delinea el trabajo de Lidó. Su cuerpo toma el papel revelador de la expresión humana para convertirse en esa figura de reivindicación del ser. Es una llamada al encuentro con el ser que habita en el cuerpo. El suyo, se convierte en el de todos. Su búsqueda radica en habilitar cuestionamientos y por ende conocimiento; propicia un distanciamiento de lo externo y una aproximación a lo interno, para descartar el mundo de las apariencias.


La obra se convierte en el común denominador, en el lugar donde se hace factible regresar al ser; son las referencias de sí mismo las que se transforman en los factores de atrape al espectador. Hay un discurso que pone en tela de juicio el orden de las ideas, los estatutos del comportamiento, las mecánicas de las relaciones sociales y la lectura de sí mismo como ser individual y social. Hay una llamada de atención. Sólo así, la obra emerge como un mecanismo del decir, para analizar la existencia propia. Por eso, la directriz de Lidó es la de llevar a cabo introspecciones. 



Natalie Gama Pourdanay

ENERO, 2020. 













ELLA TIBURÓN - Diego García

La figura del tiburón vinculado al concepto de la madre con la complejidad de la naturaleza y con la correlación con el ser humano, es el punto de partida de esta serie de tiburones de Diego García. La investigación conceptual conjugada al vaivén entre formas y pigmentos son resultado de un ejercicio creativo a través del cual el artista otorga otras posibilidades de aproximación al carácter humano. Desde la vibración que ofrece uso del color, la forma y la línea, la obra activa el campo de las percepciones para navegar en las diferentes dimensiones en las que habita. 



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ELLA TIBURÓN


Diego García


El desarrollo de la producción artística de Diego García ha mutado en diferentes series que se congregan por temáticas específicas, en este caso tiburones. Un símbolo que lo ha acompañado a lo largo de su vida. Es el leitmotiv de esta colección iniciada desde un lugar personal, vinculada al concepto de la madre, a la naturaleza, sus complejidades y virtudes. 


La asociación conceptual del tiburón y el vaivén entre formas y colores son resultado de un ejercicio lúdico provocador de diferentes aproximaciones. García señala un vínculo con la figura de la madre y un animal calculador, perceptivo, instintivo, eficiente y perspicaz. La concepción de tiburón desde la mitología, hasta las investigaciones científicas lo describen como aquel impredecible, letal y tenaz. Un súper depredador temible que ante un suceso determinado, la crueldad acompaña el instinto infalible de supervivencia que cuando funge el rol de madre emerge la faceta protectora y guía. Para el artista, estos tiburones hembras caracterizan al género femenino por sus cualidades más ejemplares, tales como el hecho de que en un acto de resistencia, son la potencia que da vida.


Diego García explora las posibilidades para generar volúmenes y dimensiones que residan en la forma y el color. El uso de los pigmentos flúor son creadores de atmósferas, resaltan las propiedades de la pintura por sí misma. De ahí la intención de experimentar con pigmentos únicos para enfatizar a través de la suma de las líneas, los espacios en los que navega la forma. Inicia con la construcción del dibujo dado desde veladuras, luces y sombras para ejercer un trabajo pictórico logrado con lápiz, óleo, pastel, pigmentos, acrílico, aglutinantes. Mientras forma con sus dedos, pinceles, brochas, papeles o lienzos como soporte, la obra se convierte en un objeto envolvente. El espectador encara múltiples facetas que cada tiburón es capaz de atribuir al carácter femenino.


La propuesta radica en formular diferentes acercamientos a una obra de arte, que puedan ser tanto conceptuales como formales; a que la noción de la figura del tiburón sea mutable a ser la representación de la figura de la madre y sus vicisitudes. A observar cómo lo azaroso de la combinación de colores lleva a otros lugares, porque es desde múltiples puntos de partida que los fundamentos del artista surgen. Encamina a idear espacios de relación personal a través de un símbolo que potencializa la fuerza y la impecabilidad de la creación de la naturaleza. La naturaleza es brutal y a la vez formidable. Por eso, todos son ella.



Agosto, 2019. 

Natalie Gama Pourdanay






ETHER - Alejandra López Yasky

ETHER


Alejandra López Yasky




ETHER es una exposición que reúne una selección de obras de Alejandra López Yasky  (Hermosillo, México, 1973) pensadas para el Museo de Cancillería. La intención es fomentar una experiencia de inmersión, plena de interrogantes, hacia el misterio del cosmos. ETHER es un término de referencia que el campo de la Astronomía utilizó a finales del siglo XIX para describir el espacio a través del cual viaja la luz. Se pensaba que el ether o luminiferous aether era el fluido común a todo el Universo donde los astros flotaban, en la convergencia del espacio y el tiempo. 


La pintura ha sido la vía principal de expresión de la investigación de la artista. Su búsqueda se desarrolla con el soporte de conceptos e imágenes de divulgación científicas de varias épocas, se enfoca en la relación entre el ser, su psicología y el Universo. Se ha convertido en la herramienta visual, instructiva y cognitiva para la exploración y comprensión del ser humano como íntegro del cosmos. Cada obra parece contener un campo de fuerza, del espacio sidéreo: nebulosas, galaxias, astros, supernovas y energía obscura se yuxtaponen tomando nuevas formas en una simulación donde la misma fuerza de atracción que rige las leyes universales del orden cósmico queda retratada. Visualizar el universo es un viaje en el tiempo, como si viéramos el pasado a través de un telescopio, López Yasky lo pinta en formatos circulares.


Su trabajo abre la posibilidad de remitir a las preguntas iniciales del ser humano, a las grandes incógnitas promotoras del conocimiento milenario, muchas de las cuales siguen sin respuesta. Rememora el perenne cuestionamiento sobre la humanidad y el espacio cósmico del que somos parte. Detona la posibilidad de pensarnos inmersos y partícipes de un cosmos cada vez más conocido pero que arroja más y más interrogantes. Provoca la remembranza de la singularidad del ser humano ubicado en un planeta en el espacio como uno más entre infinitos elementos. Invita a generar nuevos mecanismos reflexivos que inspiren a ver que las circunstancias actuales que hemos creado como humanidad exigen la necesidad de encontrar nuevos parámetros capaces de generar nociones de existencia distintas.



Natalie Gama Pourdanay

Enero, 2020.











El ser etológico - Damián Suárez

El ser etológico

Damián Suárez



Damián Suárez presenta en esta exposición el último trabajo que ha desarrollado con obra bidimensional realizada con hilo prensado sobre madera, técnica que lo ha caracterizado a lo largo de su trayectoria. La exhibición está compuesta por tres instalaciones de gran formato construidas por quince piezas. Construye un espacio atmosférico de luz y color capaz de proveer al espectador un sin fin de posibilidades de relacionarse con la obra. 


La búsqueda de Damián Suárez radica en retomar los sistemas recurrentes de la simetría, desconfigurarlos e incorporar nuevos esquemas a través de la reconstrucción de las formas al prensar hilos al prensar hilos de diversos colores y cualidades. Codifica un discurso en el que la rigurosidad de la simetría, que lo había mantenido cercado durante el desarrollo de su exploración, fuera alterada en un juego de balances y armonía entre los colores y las formas. 


A partir de este principio, El ser etológico surge de un trabajo de investigación sobre el comportamiento del ser y su relación con su entorno. La obra está formulada para activar la sensibilidad del espectador para relacionarse con la imagen a través del dinamismo de los colores, del brillo, de las texturas y las formas. El despertar de los sentidos se posibilita gracias a las diferentes perspectivas en las que es posible aproximarse a la obra. La incidencia de la luz y la orientación visual modifican la vibración de la imagen. Ello provee un fin de posibilidades de interacción entre la obra y el espectador, lo que supone en sí una representación de Op-art.


Damián Suárez propone que se dé una relación entre el espectador y su medio a través de los sentidos. La configuración del espacio, la selección de la obra y la realización de la misma, están específicamente elaborados para crear un ambiente en el que el observador se vuelva partícipe de una experiencia sensorial y ello, posibilita nuevas relaciones entre el ser y todo aquello que se encuentra fuera de él. 



Marzo, 2019.

Natalie Gama Pourdanay











Territorios de la memoria - MAM



Frente a las fragmentaciones del campo social, a la dislocación entre nuevos clanes, tribus y grupos sociales en los que las relaciones económicas, culturales y profesionales ya no funcionan como factores de unidad durable, nuestras redes tradicionales de compresión se han vuelto notoriamente insuficientes. (…) Resultaba urgente, por lo tanto, una “nueva apuesta“ teórica (…) una manera de aproximarse a lo real en su más fluida complejidad, de trazar una topografía del azar y lo incierto, de seguir las líneas de fusión y efervescencia de lo social, y de percibir el rumor amortiguado de las redistribuciones de la vida colectiva.


Michel Maffesoli


La misma tierra, de donde todo nace, es femenina
en su inmensa fecundidad inalcanzable.  


María Zambrano




Los artistas que brotan del conjunto social son sintomáticos de cómo una sociedad se piensa y se comporta. A lo largo de los siglos se han erigido pilares de saber que han tenido la tarea de pensar al hombre a través de su comportamiento, que han ido de la mano con las instituciones sociales. Las expresiones artísticas han sido correlato del devenir del hombre; han sido proyección de los sustratos del imaginario simbólico que sostiene y modifica al hombre mismo. La Historia del Arte se construye como la rama encargada de leer las expresiones artísticas en función a su comprensión. 


Asumir el cambio es asumir la gestación de nuevos discursos, de nuevos medios de aproximación al arte, a la estética; a la interpretación de valores y a las formas de relacionarse con otras características y modos de pensar. Si partimos de esta idea y del supuesto de que los parámetros que se habían establecido por la Historia del Arte, se están tambaleando, podemos llegar a generar un pensamiento que se diversifique, dando entrada a otros estatutos. Es en los fenómenos sociales en donde las prácticas artísticas tienen lugar. El arte es un campo fértil de análisis de las integrantes de la socialidad: en la medida en que su comportamiento indica la caducidad de las grandes certidumbres y valores a partir de los cuales el comportamiento y las mecánicas de relación social se han marcado


Probablemente, la respuesta para tener un mundo mejor esté en lo femenino y no porque las mujeres lo merezcan por el arrastre de la historia de la lucha géneros, sino porque es lo femenino la madre de la Tierra. No se trata de adjudicar la devastación del planeta y de los seres humanos a un género, somos todos los que instintivamente destruimos el espacio que habitamos cuando buscamos crear condiciones de comodidad. Aunque demos cuenta, lo intempestivo del transcurrir de nuestro tiempo en vida promueve olvidar la importancia de las condiciones externas como el planeta y las mecánicas de la convivencia de la sociedad misma. Este olvido, ha llevado a que la devastación irradie de tal manera, que ese bien-estar buscado, se corrompa. 


En lo femenino está el origen: el vientre de gestación de todo lo que somos radica en lo femenino, la madre naturaleza. Como apunta María Zambrano, la mujer, como madre siempre está al comienzo de la vida individual “(…) en los momentos en que las entrañas de la historia se conmuevan al dar nacimiento entre angustias y sangre a un mundo nuevo, la mujer se eleva socialmente a esta suprema categoría de madre: madre de un pueblo, de una época, como es madre a diario de un hombre.”  Por más que el origen corroe la concepción del tiempo, el origen de la vida está sucediendo todo el tiempo, constantemente, en el olvido de ello, mora un dejo de desprecio a la madre, al lugar que habitamos y al entorno en el que nos desarrollamos. 

Pareciera que la memoria es nula, que no tiene tiempo, de ahí que hemos buscando con documentos forjar el archivo de la historia de la humanidad. No es coincidencia, se olvida. Ponderar los grandes logros y descubrimientos de la humanidad no ha sido la respuesta para dar cuenta de la importancia del cuidado del presente. En la incesante construcción de nosotros a través de la formación del discurso de lo que ya pasó, llámese Historia, no está en la memoria que la historia es la idea del pasado de un tiempo que ya pasó y que tendemos a descuidar. Pensar en el futuro ha sido una tendencia a pensar en lo imposible, como si superamos que ese ideal siempre sería una utopía. Así, el devenir de nuestra existencia tiende día a día a la catástrofe de nuestra existencia. La proliferación de los seres humanos cae en la devastación cuando son sólo unos cuantos, esos que gozan de la comodidad buscada. El presenteísmo ha olvidado que en la aceptación de la madre, del lugar de origen, está el camino para que los ideales se conviertan en realidades. Hay una naturaleza, instintiva, en el planeta Tierra que permea los seres vivos de cuidado, de sobrevivencia que está en lo femenino. Desde un contexto natural, la mecánica de eso femenino, como aquello capaz de proveer vida, está condicionada a cuidar, a vivir. Y aún, siendo los seres humanos producto de ello, hemos sido capaces de devastar. La conciencia de un estado febril en el que la vulnerabiibdad afecta todos los estratos sociales seguimos olvidando y buscando comodidades efímeras. Como si buscáramos escapar de la realidad de nuestra existencia. Probablemente, no entenderla es motivo para no pensarla. Por eso, cuando están ahí presentes, estos objetos de arte atiborrados de ideas capaces de provocar una toma de conciencia y más allá, que proveer una plataforma de herramientas, vale la pena rescatarlos. Cuando se han otorgado las posibilidades de generar pensamiento, tal como lo decía Michel Foucault, es cuando habrá que aprovechar para hacerlo. 


No es coincidencia que las obras de Manuela Generali, Patricia Lagarde, Laura Anderson, Aneta Grzeszykowska, Marisa Raygosa se presenten la final de la exposición Territorios de la memoria. No es coincidencia que la muestra esté pensada para que en ese final, esté el inicio de una nueva Historia y ello, radica en obra realizada por mujeres y que además, todas ellas convergen en la idea de gestar. En la gestación está la esperanza, la ilusión de lo nuevo. Y eso nuevo, eso que todavía no existe es la presentación de oportunidades factibles sobre un devenir que cambie la mecánica que nos caracterizado. Que sepa apaciguar la violencia, encontrar en el balance la capacidad de reconstruirse una y otra vez en un afán interminable de estar aquí. De habitar ergo de vivir. La finalidad no deberá entonces depositar la esperanza en eso que nace, sino en el trayecto en un “barco” en un “dirigible” -en lo que sea necesario- para que esa reconstrucción sea constante. Y esa permanencia es lo que dará lugar a que el trayecto, se convierta en el devenir de nuestra existencia. Un equilibrio entre géneros, un lugar otorgado al cuidado de la existencia es quizá una de las respuestas hacia el camino de un bien estar alejado de toda utopia. Regresar a ponderar el instinto natural de la existencia, aunada a la conciencia del espacio habitado, encontraría, en todos los casos, una variable o muchas. 


Habría entonces que despojar criterios de marginalización, integrar la heterogeneidad que caracteriza a la humanidad, ampliar los juicios de valor, buscar nuevas mecánicas de integración, encontrar otros esquemas de espiritualidad, mejorar las dinámicas de la sociedad. Crear un discurso heterogéneo, no lineal, que provee elementos discursivos útiles para hacer una lectura desde una perspectiva transversal, desde un pensamiento complejo en el sentido en que se integren las diferentes formas de pensar y actuar. Y ahí, la relevancia de tomar en cuenta el campo de la creatividad en la que mora el que-hacer artístico, la poesía, la literatura, la música. La participación voluntaria resulta en una experiencia que inicia con el proceso de reclutamiento de la relaciones sociales; de ahí, el vínculo social otorgado desde otros fundamentos. Pensar desde un pensamiento complejo, pone en marcha un pensamiento capaz de tratar, dialogar y, negociar con lo real ello implica pensar desde lo femenino. De ahí que se hable de artistas sintomáticos de las sociedades actuales, como lo que se presentan en esta exposición, a las que la filosofía contemporánea se refiere cuando surge un comportamiento disímil, en el cual los rasgos de conductas que dan cabida a lo sensible, a lo femenino, la creatividad, en un mundo de heterogeneidades en el que es imposible determinar un pensamiento completo. Por lo tanto, hay que partir desde el principio de reconocimiento de la correspondencia constante entre lo causado y lo causante. Ello podrá poner en marcha un devenir que difiera a lo que hemos construido para encontrar formas dóciles e integrarles en tanto a las relaciones sociales y a la manera en la que percibimos y habitamos el planeta Tierra. 


En este sentido, estamos frente a un grupo de artistas con la destreza de percibir la heterogeneidad y la complejidad del tejido social y humano. El despojo de fronteras, el acortamiento de distancias, la rapidez y la saturación de hoy requieren situar el contexto y ello dará cabida a apelar por lo femenino en un afán de abordar las diferentes problemáticas sociales que se acompañen desde otro lugar para propiciar un cambio paradigmático. Habrá que integrar elementos que pertenecen al campo de lo sensible, tales como el cuerpo. Lo sensible en tanto lo que radica en el mundo matérico; todo aquello tangible que va desde el campo de las pasiones, de lo emocional, del mundo, de las imágenes, de las apariencias, de la naturaleza, de todo lo externo que es perceptible por los sentidos. La sensibilidad remite al cuerpo; es el cuerpo el que al posicionarse como tal a partir de lo experiencial se relaciona con el mundo para encontrar la reconciliación entre lo pragmático y lo afectivo. Pensar lo femenino, en ponderarlo está la relación con pensar en el cuerpo desde un replanteamiento de lo que es el ser humano y de ahí conjugar una noción de pensamiento que propicie la importancia de la vida en su entorno social y real. Hay que contemplar el mundo, en el sentido de verlo, percibirlo, apreciarlo, cuidarlo. Ese puede ser el camino para encontrar las urgentes formas de integración social para desembocar un estado de bien estar. Un estado que sepa apaciguar la violencia sin ejercer el poder, de otorgar el conocimiento desde la educación y no controlar desde el conocimiento, que sepa entender la igualdad de genero desde la integración y no desde la diferenciación, acoger al ser como el nómada que siempre ha sido para incorporar lo disímil y semejante. Necesitamos generar un modo de pensamiento hábil de comprender los procesos de interacción entre todos los entrecruzamientos que suceden en las sociedades contemporáneas. Resulta imperativo rehacer los mapas de lo imponderable. Es ya insostenible apelar por los viejos remedios caseros que nos han acompañado como paliativos para males de otros tiempos.

Junio, 2019

Natalie Gama Pourdanay


Este texto fue escrito para la exposición Territorios de la Memoria 

inaugurada en el MAM en junio 2019 y no fue publicado.







 

P A R T E A G U A S - Pilar Goutas


P A R T E A G U A S 

Pilar Goutas


Parteaguas es el punto de partida del quehacer artístico de Pilar Goutas. En él denota un proceso constante de transferencia durante el acto creativo. Es el espacio o el instante que separa lo precedente de lo consecuente. A través de la construcción de personajes surreales y de la creación de un lenguaje, propone una resignificación de los paradigmas y de la concepción del ser. La transferencia de ideas, emociones y nociones que Goutas realiza hacia un objeto de arte, es la propuesta más profunda en expresar que desde la división, la proliferación de la existencia es infinita.


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Parteaguas es el punto de partida del quehacer artístico de Pilar Goutas, en él denota un proceso constante de transferencia durante en el acto creativo. Es la línea divisoria entre un momento y otro, entre un territorio, una imagen, idea o concepción con otra. Es un hecho, un instante que separa lo precedente de lo consecuente. A partir de ello, su trabajo emerge desde la personificación de una figura hasta la gestación de un lenguaje cuando sugiere la resignificación de los paradigmas y de la concepción del ser.


Los personajes son el resultado de un recorrido de mutaciones de lo previo a lo nuevo. Culminan como únicos, característicos de sí mismos representan la factibilidad de la reconstitución de sí, para encontrarse en una dimensión solemne en donde es permisible ser. Ponderan la posibilidad de todo rompimiento de fronteras, de todo margen determinado u origen establecido. Son la expresión de la inclusión de lo heterogéneo, de lo inexistente para hacerlo evidente, de lo que hay allá y de lo que puede haber aquí. Porque el parteaguas de quien somos, radica en nosotros. 


Pilar Goutas transfiriere emociones desde el ejercicio del decir a través de la escritura. La escritura como un lenguaje pleno de códigos y símbolos que se vuelve descifrable cuando se percibe como gesto. Es la gestualidad de su trabajo, la que empuja, motiva un antes y un después para llegar a la resignificación de, más allá de los procesos de comunicación, nociones, conceptos ideas y sensaciones. La intensidad de las fuerzas que unen las líneas están desprovistas de un orden puntual. La escritura despojada de toda lectura formal descubre un lugar en donde se posibilita otorgar. La obra se convierte en el territorio inexplorado donde se logra construir, idear, crear e imaginar toda inclusión de nosotros como seres vivos con los otros y con el mundo.


Pilar Goutas presenta un acto transitivo, resultado de interminables emociones e ideas que rodean todo acontecer de una atmósfera evocada desde sus intensidades. Desde la escritura y lo gestual, hasta la encarnación de seres surreales, está marcada la enfática pulsión de plantear un reposicionamiento, una reasignación de lo que somos, de cómo sentimos y de cómo podemos transformarlo. La transferencia creativa hacia un objeto de arte o figura mítica, es la propuesta más profunda en expresar que desde el parteaguas, la proliferación de la existencia es infinita.

    

Mayo, 2019. 

Natalie Gama Pourdanay





Ernesto Ríos - Constelaciones II

Ernesto Ríos


Constelaciones


El desarrollo del trabajo de Ernesto Ríos está fundado en una profunda investigación que versa sobre varias temáticas como los elementos laberínticos de la mitología griega, los caligramas, la sucesión de números Fibonacci, los virus digitales, la geometría sagrada, los lenguajes encriptados y los rituales antiguos, como la piromancia. Ello lo ha llevado a crear una multiplicidad de obras y variantes que han ido proliferando. El crecimiento continuo de su trabajo lo ha dirigido a la creación de constelaciones pictóricas y a un atlas estelar, personal, en donde los trazos y los puntos de conexión apuntan a un que-hacer rizomático.


El pensamiento rizomático fue acuñado por los filósofos Félix Guaratti y Gilles Deleuze cuando propusieron que el conocimiento crece y se expande de manera orgánica según diversos puntos de conexión, mismos de lo que se desprenden ramificaciones que se van conectando con otros puntos y así sucesivamente. Es así como tanto la obra como el proceso de investigación de Ernesto Ríos se ha ido desarrollando a lo largo de su trayectoria. 


Este libro presenta las diversas series que el artista transdisciplinario ha creado, algunas de las cuales han sido parte de exposiciones como Code_of_the_forest, Constelaciones y Constelación ADN. Algunas otras están en proceso de gestación. Aunque todo proceso tiende a tener un inicio y un fin, la particularidad del trabajo de Ríos es que un objeto, una obra, una idea siempre está conectado con otra pieza ya existente o por existir. Imposible decir que este libro culmina un grupo de exposiciones o una serie, sino funge como un compendio que se hace posible conocer parte del tejido rizomático de Ríos. 


La obra de Ríos muestra los trazos, las líneas, los laberintos, los códigos y los símbolos que  son parte de la estructura central de su pensamiento. Es decir, son engranajes que pertenecen a suerte de meditación orgánica en constante perfeccionamiento.  Por eso, Ríos no descansa con una obra pictórica como son los óleos negros, azules o de colores púrpura en honor a Dionisio (dios del vino en la mitología clásica), o las esculturas realizadas con cerillos, sino busca constantemente cómo materiales y medios deben de ser parte íntegra de la expansión de su trabajo, de ahí la fotografía, el dibujo, el video, el net art y el arte interactivo.  No es casualidad el uso del fuego que nace de su interés por la piromanía en afán de crear sensaciones en el juego de percepción a través del movimiento; o el uso de tecnologías digitales para convertir a través de un teléfono o tableta, una obra bidimensional en una animación de realidad aumentada que da la ilusión de moverse y ser tangible en una tercera y cuarta dimensión. 


Entonces, se pretende mostrar esa parte que ya existe del trabajo de Ríos en una búsqueda de posicionarse como un punto más de conexión. Con el tiempo generara líneas de encuentro que se irán uniendo en una constante proliferación de obra, imágenes e ideas. Así, Ríos se convierte en un hacedor de su propia imaginación que infinita como rizomática, tanto el espectador como él mismo siempre estará en aras de ser descubierta.



Natalie Gama Pourdanay

Septiembre, 2018.










Ensayos del colapso- Omar Torres

Ensayos del colapso


Omar Torres



La extraña relación que existe entre las emociones y los objetos descubre un lugar donde habitar en la obra de Omar Torres; toda correspondencia entre unas y otras llega a lo sublime en un encuentro instantáneo convocado por el cierre del obturador. La fotografía es tomada de una puesta en escena de instalaciones compuestas por objetos cotidianos, nítidamente formulados para la captura de la imagen. Más allá de la fotografía como objeto de arte, la destreza de Omar Torres en construir estos escenarios se enaltece por la posibilidad de caracterizar las emociones y los sucesos cotidianos a través de la composición de los objetos. 


Los objetos que conforman la escena tales como los libros, el agua, el papel, la madera, los cristales, las piedras, están colocados de tal modo en el que son propensos a modificar su estado en un determinado momento. Los objetos se congelan en la imagen, pero el tiempo parece no detenerse porque siempre algo está por suceder. Los objetos son la representación de la condición de las emociones que vibran en el ser y los acontecimientos por los que él transita. La fuerza, el peso, la tensión representada en ese instante, son metáforas de los sucesos de la vida misma. La vibración de los objetos es el emblema de todo acontecer.

La imagen enfatiza la capacidad humana de sentir, de detener o contener la vulnerabilidad pero también de ponderar la fortaleza humana. Cuando resulta inabarcable la sensación de vulnerabilidad despojada de toda capacidad de anticipación, previo al colapso, emerge el equilibro. El balance reflejado en los elementos que componen las escenas, se convierte en la fuerza que detiene el colapso. La fuerza es la capacidad de resistencia.  


Omar Torres, a través de la resistencia que adjudica a la composición de los objetos, resalta la capacidad humana de mantenerse erguido desde la fuerza del equilibro. De un equilibro que se da por la resistencia a la vulnerabilidad y por la destreza del hombre ante las exigencias de la existencia. De esa fuerza vital materializada en los objetos, las imágenes se convierten en el recordatorio de la necesidad inminente de resistir pero también de activar la memoria para sentir y vivir las emociones. 


Abril, 2019. 

Natalie Gama Pourdanay