Tuesday, March 5, 2013


¿Cómo pensar la revalorización del cuerpo en el arte contemporáneo?

Pensar la revalorización del cuerpo en el arte contemporáneo, implica diversas cuestiones como comprender, que dicha actitud radica en aquello que lleva a la producción y no en el resultado. La búsqueda de un cuerpo que se revaloriza, más allá de estar relacionada con la práctica del que-hacer artístico, tiene primeramente que ver, con un comportamiento palpable en los fenómenos sociales. No se trata de buscar al cuerpo, sino de vislumbrar la postura que muestra que se retoma en el acto de la producción de un objeto-imagen.
Mi trabajo de investigación titulado El cuerpo en Bausch, Orrico y Guo-Qiang desde el discurso posmoderno de Michel Maffesoli, consiste en una reflexión sobre la revalorización del cuerpo a través del arte, a partir del marco teórico de Maffesoli. El autor afirma que actualmente el hombre está manifestándose a partir de otros parámetros, que no son los de la modernidad, de esta premisa propone una serie de herramientas teóricas en un marco abierto para estructurar un saber heterogéneo que sea capaz de pensar las sociedades contemporáneas, en un camino de incertidumbre que está vías de construcción. La actitud del hombre actual en relación al cuerpo, es uno de los elementos de este “nuevo” comportamiento, que difiere a los estatutos establecidos de la llamada modernidad.  
Para entender dicha actitud, es necesario dejar de lado el conocimiento cerrado, homogéneo que la razón racional de la modernidad había instaurado. Se trata de abrir condiciones de reflexión para rastrear, emplazar y crear herramientas teóricas que permitan analizar aquello que se escapa del racionalismo moderno. Es cuestión de asumir que las sociedades actuales están actuando de forma diferente, que las grandes certidumbres y afirmaciones que se había cristalizado, se están caducando porque ya no convencen al cuerpo social de lo que son. Michel Maffesoli, en su texto, Elogio de la razón sensible apunta que actualmente el hombre actúa desde criterios desligados de la razón instrumental, en donde lo sensible toma fuerza para convertirse en la marca de las sociedades contemporáneas. 

La modernidad se caracteriza por la jerarquía y grandeza que se le adjudicó a la Razón, soslayando al cuerpo, cerrando el pensamiento.Pensar desde lo sensible es pensar en la reconciliación de lo pragmático y lo afectivo. La sensibilidad nos remite al cuerpo; es el cuerpo el que, desde lo sensible, podrá posicionarse como un cuerpo, que a partir de lo experiencial se relaciona con el mundo. Un saber que regresa a lo sensible despierta la intuición. La razón deja de ser glorificada para igualarse con el cuerpo. De ahí, la razón sensible término de Maffesoli, como herramienta teórica, útil y necesaria para reflexionar las sociedades actuales, porque goza de la capacidad de abordar la postura del hombre que retoma lo sensible, en donde está incluido el cuerpo. Las apariencias, la experiencia, los afectos, las pasiones, resurgen. Pensar desde la razón sensible es asumir que el saber y el cuerpo están en sinergia.
Abrir condiciones de pensamiento para dar cabida a lo sensible como parte de estructuración del comportamiento, es dar lugar a lo heterogéneo. En la multiplicidad de formas está la multiplicidad de pensarlas. En la heterogeneidad de los fenómenos actuales, se entrevé un resurgir del cuerpo. El arte, por el simple hecho de ser manifestación, se vuelve fértil para la reflexión de dicha actitud, o de otras.
En este sentido, el cuerpo en el arte, ya no tiene que ver con exaltarlo, ponderarlo, utilizarlo, o mostrarlo, sino con aceptar que el posicionamiento del hombre en el mundo, viene con la asimilación de ser-cuerpo y no, tener-cuerpo. Ser-cuerpo implica la fusión entre la razón y lo sensible. No se trata de desligar la razón de lo sensible, se trata de dejar de lado la dicotomía entre estos dos polos que se había perfilado con los griegos, que se concretiza con el humanismo, para la asimilación de la correlación entre ellos. La conducta del hombre que tiene que ver con la revalorización, viene de aquel hombre que se piensa como individuo en términos de Nietzsche, quien insiste en regresar a pensar desde el cuerpo.
El resultado de la búsqueda de un cuerpo que renace en el campo del arte no está en el objeto-imagen, sino en la acción. Porque una vez más, no es el cuerpo de lo que se trata, sino de la implicación de regresar a pensar desde él, de percibirlo en simbiosis y actuar desde ahí. En este sentido, la reflexión en el arte se remite a aquello instintivo que lleva a este hombre artista ejecutar. De ahí, observar lo contemporáneo resulta imperativo, aquello diferente de lo actual como es el desapego de las certidumbres y verdades, es en donde se puede encontrar un cuerpo que emerge. En el desprendimiento está la diferencia. La diferencia entre hacer caso al campo de las pasiones, de lo sensible o bien, de quedarse con la razón instrumental. Una actitud que revaloriza al cuerpo, no se deja condenar por la fuerza de una razón racionalizadora, que enseña, sino deja entrever que el instinto también es pensamiento, que lo sensible es fuerza, y que la experiencia es el elemento de relación con el mundo y no sólo la razón. Lo sensible modifica las prácticas. Es el vitalismo aquel que conlleva a un hombre, que vivo, siente y piensa. Que es-cuerpo.
Se trata de rastrear a aquellos que actúan desde dicha característica, que en el proceso de producción se perciba que la incentiva mora en otra parte, en lo sensible. Esto, no quiere decir que el cuerpo no deba o no pueda aparecer en la primera línea de la expresión del arte, al contrario, la mayoría de las veces sucede, sin embargo, la búsqueda debe iniciar en lo sustratos y no en el objeto-imagen. Así, las posibilidades de encontrar en las manifestaciones artísticas un cuerpo que renace, se multiplican.
Pina Bausch, Tony Orrico y Cai Guo-Qiang son los artistas que seleccioné para mi tesis, en donde a través de un recorrido en busca del cuerpo, encontré que más allá de tratarse de un acto de revelación, se trata de una acción que vislumbra un cuerpo que emerge de la neblina del saber moderno.
Pina Bausch, crea a través del movimiento un lenguaje para expresar aquello oculto del campo de lo sensible. Asimismo, su obra está compuesta por elementos que revitalizan el campo de las sensaciones para que el espectador se relacione con ella y ahí, la experiencia.
Tony Orrico es emblema cuando se trata de pensar en el ser-cuerpo. Porque para la ejecución de su obra, deja de lado toda instrumentación del saber-hacer del arte, se desprende para que el ser-cuerpo sea el ejecutor de un objeto-imagen. La obra de arte no es resultado, sino el proceso por el cual el ser-cuerpo transcurre en una duración de creación. 
Finalmente, la obra de Cai Guo-Qiang es la que me llevó a la conclusión de que en el arte contemporáneo, el cuerpo se revaloriza desde una postura. Porque el artista, por un lado, para el montaje de su obra, incluye a voluntarios que pasan por una experiencia que sirve de vínculo social. Por otro, la obra exige que el espectador despierte lo sensible, que haga caso al campo de las pasiones para relacionarse con ella. Agudiza los sentidos para que el choque con el objeto-imagen sea mediante una experiencia vivida y de ahí, pueda generar pensamiento.
Otro ejemplo podría ser Ai Weiwei, quien presenta en el piso de una galería, millones de semillas de girasol de porcelana hechas a mano.  El proceso se vuelve una experiencia relacional, así como el vínculo entre el espectador y la obra, porque rebasa los límites de la razón para ligarse desde lo sensible.
En este sentido, pensar la revaloración del cuerpo es pensar en una actitud que muestra un rastreo de aquello sensible, que regresa al antes de la construcción del hombre como idea, que regresa a la intuición, al origen, en términos de Maffesoli, a una sabiduría salvaje, porque el hombre ya no piensa al mundo, no lo define, sino se piensa con el mundo para moverse en el mundo.
Esta es un vía que requiere de posicionarse en un marco teórico tal que permita tanto entender que la plataforma epistemológica de la modernidad está estructurada por ciertos lineamientos, como asumir que la actitud del hombre ante su cuerpo se modifica porque las sociedades contemporáneas se están comportando desde otros parámetros. Así, si se emprende la reflexión desde una sabiduría que acepte la interacción de la diversidad, la integración de los contrarios, la apertura a lo heterogéneo, es posible encontrar nuevas y más formas de aproximación al cuerpo. Así, la tarea radica en la apertura de generar nuevos y diferentes saberes desde una postura que asimile lo diferente.



Natalie Gama Pourdanay

Ponencia
Universidad de Saltillo
Noviembre 2012